Los vampiros más comunes, así como el antídoto para usar cuando se nos presenten.
El Culpabilizador
Este tipo de vampiro usa comparaciones y sarcasmos para hacernos sentir que somos una calamidad, un error de la naturaleza, un desastre en la vida. Estos son los que más daño nos hacen porque suelen ser más corrosivos en momentos críticos de la vida. Contra ellos hay que ser firmes y decir: "Cuando te expresás así, me lastimas. Detenete, por favor".
El Controlador
Todos tenemos uno en casa (o llevamos una vocecilla en nuestro interior que tiende a ser muy impertinente ) que nos arruina momentos de sencilla felicidad, simplemente porque sí. A este vampiro le encanta decirle a todo el mundo qué hacer y cómo hacerlo, pero su muy particular estilo tiende a ser de impositivo a dictatorial, con lo que genera un ánimo general de sujeción y mal humor. Nunca trates de controlar a un controlador. "Ponle un alto, pero no hagas un drama de ello. Simplemente habla de lo que necesitas y sigue con lo que estés haciendo. Por ejemplo: "Aprecio mucho tu consejo, pero esto lo quiero sacar adelante a mi modo". Y, por si las dudas, hay que decirlo varias veces, porque con esta especie de vampiros lo que mejor funciona es la repetición.
La "Amiga"
Este tipo de vampiro también se da entre los hombres, pero es más frecuente entre las mujeres debido al tipo de competencia malsana que algunas madres -sin muchos recursos emocionales- enseñaron a sus hijas. Este vampiro es bastante envidioso, su estrategia chupasangre es hacerlos sentir menos para colocarse en un nivel "superior" frente a los demás. Contra este tipo de "amigas" no hay nada qué hacer, más que eliminarlas de nuestra vida. Lo que más disfruta esta persona es ver tu cara de sufrimiento o de terror, así que "si no tenés cómo sacarla de tu vida, tampoco reacciones ante sus agresiones", esto los neutraliza y los frustra, por lo que buscarán otra víctima. Visualiza una especie de escudo protector a tu alrededor, una especie de campo de fuerza en donde rebotan sus comentarios tóxicos y no te afectan. O como dicen "ponerse el traje de buzo y que todo se te resbale".
El Quejumbroso
Este es el tipo de vampiro que no está interesado en hablar de soluciones, lo único que quiere es captar tu atención para desahogarse, lo cual no sería un problema si tuvieran llenadera, pero estos vampiros no tienen límite, podrían pasar días hablando de lo mal que los ha tratado la vida. Esto se vuelve algo crónico, y la mala noticia es que con escucharlos no les estás ayudando en nada porque tampoco quieren tu ayuda ni tu consejo, sólo una oreja con patas. La solución está en ser amoroso y directo: "te amo, pero si no me hablás de cómo estás solucionándolo, no tengo más que cinco minutos para escucharos".
El Hablador Crónico
Esta máquina de hablar quizás no sea una persona negativa en sí misma, pero requiere tanta atención que después de escucharla te deja agotado o con la sensación de haber corrido un maratón en el limbo. La solución es cortarlos y fingir algo impostergable: "Perdón que te interrumpa pero tengo que ir al baño urgentemente". No se trata de ser descortés; si esa persona tiene algo realmente importante que decirte, en los minutos que le queden contigo será breve y concreta.
Cuando estés con alguno de éstos tipos, protege tu energía y no caigas en su vampirismo, y si te ves tú en alguna de éstas actitudes:” despierta, obsérvate y cambia de actitud”.
Un consejo “usa tu intuición”
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