Cuenta la leyenda, que hace mucho mucho tiempo, los arboles podian ir de un lado para otro, porque siempre era primavera y el viento soplaba suavemente.
Pero un dia los arboles de hojas anchas, que se habian vuelto vanidosos, desafiaron al viento. Decian que eran tan fuertes y flexibles que ni el mas terrible huracan podia arrancarles las hojas. El viento se enfado muchisimo y acepto el desafio.
Los arboles de hojas finas se refugiaron en las cuevas y en las montañas. Los grandes y de hojas anchas esperaron al viento, y empezo el temporal.
El viento soplo con tanta fuerza, que arranco las hojas de los mas soberbios, pero tambien arranco a los pequeños animalitos y a las mariposas.
Un arbol de hojas finas vio a una nube de mariposas azotadas por el viento. Estaban a punto de morir arrastradas por el viento, algunas extenuadas, dejaban de mover las alas y se estrellaban contra el suelo.
El arbol de hojas finas no podia permitir que se perdiera algo tan bello, asi que salio de su refugio e intento salvarlas.
El viento soplaba tan fuerte que arranco todas sus hojas y algunas pequeñas ramas, pero el extendio sus ramas y todas las mariposas encontraron refugio.
Cuando paro el huracán, las mariposas volaron libres, y fueron en busca de un lugar mas calido, porque aquel huracan habia traido el invierno.
Los arboles no podian moverse ni huir, porque habian transformado sus pies en raices para no ser arrastrados por el huracan. El viento penso que vivir siempre sin hojas era un castigo exagerado, pero aquellos arboles vanidosos no podrian olvidar nunca, que por su orgullo cada año se caerian sus hojas y llegaria el invierno.
Al llegar la primavera, a todos los arboles les brotaron hojas nuevas, menos al de hojas finas que habia salvado a las mariposas, que no le salio ninguna hoja. Estaba muy triste y las mariposas al verlo se posaron en el para hacer de hojas, porque le estaban muy agradecidas por haberles salvado la vida.
Nunca nadie a visto un arbol tan hermoso, hicieron esto tanto tiempo, que las mariposas se convirtieron en hojas de verdad. Y asi nació el Gingko, el Arbol Sagrado de Japon.
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