Por donde pases, deja una huella.
Para eso, no es necesario que pises fuerte, que te hagas notar con autoritarismo, que trates de llamar la atención con bombos y platillos.
No...No son tus voces de mando, ni tu aspereza, ni tu rigor lo que marcara el lugar que has ocupado en el trabajo o en tu casa.
Será...eso de ti que has dado con amor: la palabra al que necesitaba aliento, la sonrisa al que se acercaba a ti, el consejo al que te lo pedía; la generosidad para comprender los motivos que llevan a algunos a cometer errores, a herir, a golpear.
Para dejar una huella, hay que quedarse un poco en lo que se hace: la tiza dibujando palabras en el pizarrón del grado, la comida que preparas con Amor para tu familia, la mano apretando con tibieza la manito del hijo...
Deja tu huella...chiquita como una corola de violeta, no importa su tamaño, sino la señal de la manifestación de tu Amor, que trascenderá el tiempo y el espacio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario