Un educador ha de saber que su labor más fundamental es la de ayudar a desarrollar las alas de la imaginación y de la creatividad, para que sus hijos o alumnos puedan volar allí a donde su corazón les guíe, teniendo siempre la mayor de las perspectivas.
También ha de enseñar a caminar sobre la tierra con el corazón abierto, sin herir al niño que deberá seguir dando vida al adulto. Para ello tiene que nutrir con ternura su mirada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario