Occidente, conoce los poderosos efectos del sol. En cada equinoccio y en cada solsticio, por unos días permanecen abiertas de par en par las puertas que comunican el mundo de los dioses con el de los hombres. Por eso, cada tres meses, a la medianoche en que comienza la nueva estación, inicia una novena. Al inicio de cada primavera, cuando el aire se pone tibio y uno siente que la vida le está dando una oportunidad, pedirás el renacimiento.
En el exacto día en que comienza el verano, y se siente el perfume de los frutos maduros, pedirás que en tu vida se realicen todos los proyectos.
Cuando viene el otoño, rogarás por el fin de un ciclo viejo y la liberación de tu alma.
Y cuando comienza el silencioso invierno, pedirás el descenso de la Gracia para ti mismo y para el mundo entero.
(material extraído del libro "La conspiración de los alquimistas"de Hania Czajkowski)
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