Para un cutis delicado:
La inocencia.
Para suavizar las arrugas:
La sonrisa.
Como un hermoso rubor:
La modestia.
Como un delicado perfume:
La prudencia.
Como espejo:
La humildad.
Para labios atractivos:
Habla con palabras amables.
Para ojos adorables:
Busca lo bueno en las personas.
Para una figura esbelta:
Comparte tu comida con el hambriento.
Para un cabello hermoso:
Deja que un niño pase sus dedos
a través de ellos una vez al día.
Para un buen adorno:
El amor.
Como buena base:
Ser una hija de Dios.
Para el porte:
Camina con el con la seguridad
de que el Señor Jesús nunca te dejará sola.
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