El loto es un símbolo de pureza. Surge del fango, pero a pesar de ello, luce elegante y limpio. Sus cuatro virtudes –fragancia, limpieza, ternura y suavidad– son comparadas con las cuatro virtudes del reino del Dharma –permanencia, regocijo, sí mismo y pureza.
En el Budismo tibetano la flor de loto es también comparada con el corazón de una persona. Simboliza que todos los seres vivientes tienen una flor de loto creciendo en su interior. Esta flor es respetada profundamente por los budistas.
A pesar de crecer en las aguas mas estancadas y pantanosas al abrirse siempre es perfecta e inmaculada, simboliza la total purificación de los oscurecimientos del cuerpo, habla y mente del ser humano.
En el Budismo tibetano la flor de loto es también comparada con el corazón de una persona. Simboliza que todos los seres vivientes tienen una flor de loto creciendo en su interior. Esta flor es respetada profundamente por los budistas.
A pesar de crecer en las aguas mas estancadas y pantanosas al abrirse siempre es perfecta e inmaculada, simboliza la total purificación de los oscurecimientos del cuerpo, habla y mente del ser humano.
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