Fue a través de la observación del sol, la luna y las estrellas cómo la humanidad aprendió a medir el tiempo. Los primeros pueblos, los pueblos antiguos, leyeron en sus mitos de las estrellas un relato de cambios, de desastres y de renovaciones continuas. Esa lectura servía para explicar su mundo.
La danza estelar de la Vía Láctea durante la noche, desde la montaña del Teide, hace que te sientas perdido delante de la inmensidad del tiempo.
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