Las cosas pequeñas hay que celebrarlas... como beber té. La gente zen ha transformado este acto en una ceremonia. Es el ritual más hermoso que se ha desarrollado en el mundo. Hay, muchas religiones y han nacido muchos rituales, pero no hay nada como la ceremonia del té... algo tan sencillo como beber té, ¡pero celebrándolo! ¡Cocinar, pero celebrándolo! Sólo tomar un baño... meterse en la bañera y celebrarlo, o estar bajo la ducha y celebrarlo. Son cosas pequeñas, pero si las celebras, el total de tus celebraciones es de lo que está compuesto Dios. Si me preguntan qué es Dios, responderé que la suma de todas nuestras celebraciones... celebraciones pequeñas v mundanas. Llega un amigo y te toma la mano. No pierdas esa oportunidad... porque Dios ha llegado en la forma de esa mano, en la forma de ese amigo. A tu lado pasa un niño y ríe. No pierdas la oportunidad de reír con él, porque Dios ha reído a través de ese niño. Vas por la calle y te llega la fragancia de los campos. Detente un momento, siéntete agradecida, porque Dios se ha presentado como esa fragancia. Si uno puede celebrar momento a momento, la vida se torna religiosa, y no hay otra religión, no hay necesidad de ir a ningún templo. Allí donde estéis está el templo, y todo lo que hagáis es religión.
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