Podemos florecer ahí donde nos encontramos en este momento; es decir, conectarnos con nuestros talentos, experiencias, mejores sentimientos y aspectos de nuestra personalidad para proyectarnos a través del trabajo que realizamos y del servicio que podemos prestar a otros en muchos momentos.
El trato amable, la sonrisa, una frase de reconocimiento, un gesto amistoso o solidario, un comentario optimista o, simplemente, una palabra de saludo o de aliento pueden ser el vehículo perfecto para lograrlo.
Muchas veces una sencilla acción hecha con conciencia y buena intención, sin pedir o esperar nada a cambio, nos beneficia más que cualquier otra práctica compleja para aumentar nuestro bienestar y el de nuestra familia y comunidad.
Este es el momento perfecto para volvernos solidarioa, tolerantes, comprensivas, conciliadoras y para trabajar individualmente por el bienestar de los demás; para poner en uso la experiencia, el conocimiento y las buenas ideas que tenemos para superar, solucionar y manejar los problemas, los desacuerdos y las situaciones difíciles. En lugar de criticar y juzgar a la ligera, preguntémonos: ¿Cómo podríamos contribuir, mejorarlo o resolverlo? Hagamos nuestro aporte consciente, responsable, amoroso y voluntario, encendamos la luz en nuestro mundo.
No tenemos que realizar grandes acciones y sacrificios para compartir un poco de generosidad y bienestar con otros. Una pequeña acción, positiva y concreta, dirigida a brindarles a otros nuestra ayuda y apoyo incondicional, puede ser suficiente para suavizar sus vidas e iluminar la nuestra.
En la medida en que logramos alinear nuestros actos cotidianos con los valores esenciales que tenemos, adquirimos mayor fortaleza y entusiasmo; además, mejoramos la relación con las personas que nos rodean.
¡Anímate a compartir un poco más cada día y te sentirás mucho más feliz y satisfecha!
Vive sin egoísmo. Trabaja individualmente por el bienestar colectivo, no tengas pensamientos egoístas que sólo cuiden tus intereses personales, a costa del sacrificio del bienestar de los demás, pues esta es la forma segura de ir hacia el dolor.
Deja de esperar y comienza a dar. Siéntete dispuesta y disponible a brindar tu apoyo a través de una palabra, un gesto, un detalle o una acción generosa y desinteresada dirigida a suavizar la vida o el momento de otra persona.
Contribuye. No requieres de grandes recursos; con tu ingenio y disposición es suficiente. Pon tu granito de arena, tu esfuerzo cuenta, es el momento de participar y de sumar tu esfuerzo al de otras personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario