viernes, 27 de mayo de 2011

HERRADURA DE LA SUERTE

La herradura es uno de los amuletos de la buena suerte más famoso en todo el mundo.
Existe desde hace mucho tiempo la costumbre de colgar una herradura en la puerta de las casas, para proteger de posibles desgracias y sobre todo para atraer la fortuna y la buena suerte a todos los que viven en ella.
Para los griegos, los poderes mágicos de la herradura emanaban de otros factores. Las herraduras eran de hierro, un elemento que se creía que ahuyentaba el mal, y la herradura tenía la forma de una luna en cuarto creciente, que desde antiguo era considerada como símbolo de fertilidad y fortuna.
Los romanos se apropiaron de este objeto, a la vez como práctico dispositivo ecuestre y como talismán, y su creencia pagana en sus poderes mágicos pasó a los cristianos. 
Los cristianos tuvieron la herradura en alta estima, colocándola primero sobre el dintel de la puerta y trasladándola más tarde al centro de ésta, donde cumplía la doble función de talismán y picaporte.
En la Edad Media, cuando cundía al máximo el temor a la brujería, la herradura adquirió un poder adicional. Se creía que las brujas se desplazaban montadas en escobas porque temían a los caballos, y que cualquier cosa que les recordara un caballo, especialmente su herradura de hierro, las ahuyentaba como un crucifijo aterrorizaba a un vampiro. La mujer acusada de brujería era enterrada con una herradura clavada en la tapa de su ataúd, para impedir su resurrección.



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